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Con 40 pilas se contaminan 6,5 millones de litros de agua, los que caben en una piscina olímpica de saltos.  El poder contaminante de estos pequeños ingenios electrónicos es inversamente proporcional a su tamaño, por eso su reciclaje es imprescindible. Nunca deben depositarse con el resto de los residuos del hogar, tienen su propio contenedor.

 La Mancomunidad Vega del Henares  tiene contenedores de pilas adosados a los de cartón. Su recogida se lleva a cabo por el servicio de recogida de enseres, cuando se detecta que están llenos. Además hay contendores de pilas en los edificios municipales de los diferentes ayuntamientos mancomunados, que se recogen periódicamente. Desde estos recipientes se trasladan a unidades especializadas de gestión y tratamiento donde separan sus componentes para su posterior reutilización. Los materiales no reciclables se introducen en bidones especiales que son almacenados donde no puedan deteriorarse.

Caras y dañinas, pero necesarias

En España consumimos alrededor de unos 500 millones de pilas al año, de las cuales sólo el 34% se recogen para su posterior reciclaje. Su fabricación consume hasta 50 veces la energía que generan, pero su capacidad de contaminación es aún mayor. Una pila de mercurio, las que conocemos como botón, puede contaminar 600 mil litros de agua, una alcalina contamina 167 mil litros de agua, mientras una de óxido de plata, 14 mil litros. Son muy agresivas con el medio ambiente, pero las necesitamos para nuestra vida diaria. Sin ellas no funcionan los marcapasos, los aparatos para sordos, los teléfonos móviles o los ordenadores, por poner sólo unos ejemplos.

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Qué podemos hacer

Cambiar los hábitos y consumir de manera ambientalmente responsable. Evitar el uso de pilas siempre que sea posible.

Optar por las pilas recargables, sustituyen a 300 desechables y algunas permiten hasta mil cargas, incluso las hay ya que permiten recargarse de por vida.

Usa y promueve productos que funcionen con cuerda, energía solar y energía eléctrica.

Elige los productos que se puedan conectar a la red eléctrica; además de no contaminar, son más eficientes desde el punto de vista energético.

No compres pilas piratas: es ilegal, duran menos y son más tóxicas.

No tires las pilas en la basura, en el campo, en la calle. Evita que lleguen a los ríos o cañerías y jamás las quemes, pues los metales tóxicos desprendidos irán a la atmósfera.

No entierres las pilas, ya que contaminan la tierra, el subsuelo y el agua una vez que se oxida su cubierta de metal.

Algunos datos sobre los compuestos de las pilas

El mercurio es un posible cancerígeno y es bioacumulable. Una alta exposición puede dañar el cerebro, los riñones y al feto, y muy probablemente provocar retraso mental, afectación en el andar o el habla, falta de coordinación, ceguera y convulsiones. El mercurio que se emite en los basureros contamina el agua y la tierra, con lo que puede llegar a la comida pues se acumula en los tejidos de los peces.

El plomo puede dañar el sistema nervioso, los riñones y el sistema reproductivo. Como no se degrada, cuando se libera al aire puede ser transportado largas distancias antes de sedimentar. Se adhiere a partículas en el suelo y puede pasar a aguas subterráneas.

El litio es un neurotóxico y es tóxico para el riñón. La intoxicación por litio produce fallas respiratorias, depresión del miocardio, edema pulmonar y estupor profundo. Daña al sistema nervioso, hasta provocar estado de coma e incluso la muerte. El litio puede lixiviarse fácilmente y llegar a los mantos acuíferos.

El cadmio es una sustancia cancerígena que si se respira en altas concentraciones produce graves lesiones en los pulmones; ingerirlo provoca daños a los riñones. En dosis altas puede producir la muerte. Ingerir alimentos o tomar agua con cadmio irrita el estómago e induce vómitos y diarrea. El cadmio entra al aire y al agua desde vertederos o por derrames de desechos domésticos, y puede recorrer largas distancias antes de desaparecer.

El níquel tiene efectos sobre la piel. Respirar altas cantidades produce bronquitis crónica, y cáncer del pulmón y de los senos nasales. Se libera a la atmósfera por la incineración de basura. En el aire, se adhiere a partículas de polvo que se depositan en el suelo.