Con el paso de los años se nos acumulan montones de juguetes que nuestros hijos ya no utilizan. Pensemos que un juguete escondido es una sonrisa perdida. Nos da pena tirarlos porque nos recuerdan tiempos felices, pero su reutilización no sólo es una alegría para otro niño, sino que sirve para transmitir valores de consumo responsable a los más pequeños.
La fabricación de juguetes conlleva el uso de recursos naturales, como cualquier otro proceso industrial. Por este motivo, si le damos una segunda vida a los juguetes estamos cuidando un poco más del medio ambiente.
Un hábito aconsejable es hacer trueque con otros niños o asistir a los mercadillos solidarios de segunda mano, como el que se celebra este mes en la Biblioteca de Alovera (viernes de 17 a 20 horas y sábados de de 10 a 13 horas)
También podemos reciclar juguetes y ropa de los niños mediante el intercambio, gracias a la iniciativa Crecilando que han puesto en marcha un grupo de madres. El intercambio es gratuito y la idea es ahorrar y consumir de forma responsable e inteligente.
Si un juguete está roto y te quieres deshacer de él, recuerda que nunca debe ir al contenedor amarillo, sino al de resto. Y si un juguete está como el primer día, qué mejor que otro niño lo pueda disfrutar como tu hijo. La Asociación Española de Recuperadores de Economía Social y Solidaria (AERESS), cuenta con organizaciones sociales repartidas por toda España que se encargan de recoger estos juguetes, repararlos si es el caso y ponerlos a disposición de otros niños, a la vez que crean empleo en colectivos desfavorecidos. Otras asociaciones como Cáritas recogen juguetes y ropa en sus centros esparcidos por toda la provincia y los reparten entre los más desfavorecidos.
Además de juguetes, también podemos darle una segunda vida a electrodomésticos, ropa y calzado, muebles, libros u objetos de menaje. Así, al tiempo que no despilfarramos recursos naturales, evitamos la emisión de CO2. Si quieres calcular cunato dejas de contaminar reciclando, aquí te dejamos una calculadora.
